Filosofía de la cerámica
La gente admira los diseños, deslizando la mirada por las simétricas figuras que decoran cada olla, invitando a la meditación, de acuerdo a su capacidad de analogía, pero sobre todo a la forma de sentir el arte, dentro de cada individuo.
En Mata Ortiz se dio un fenómeno de cohesión social en torno a la alfarería, plasmando cada quien la dimensión espiritual de su propia estirpe, obras que viajan en el tiempo, en el espacio y en silencio muestran al mundo la gloria del arte, cuyos vestigios les sirven de inspiración.
Resulta impactante el mensaje que cada vasija grita en impresionante silencio, muchas veces el ignorante cuestiona la sutilidad de esas piezas de alfarería sin comprender la trascendencia y el mensaje del arte puro, cuyas raíces rupestres aún siguen maravillando a quienes tienen la dicha de contemplarlas.
La cerámica de Paquimé y la de Mata Ortiz presentan comportamientos muy similares, elaboradas con los mismos materiales, llevan consigo un mensaje de paz y armonía, es difícil precisar el pensamiento de los artistas que las hicieron, en el pasado eran ideas religiosas, hoy son artísticas, desde la época paleolítica ya se dejaban mensajes gráficos que en la actualidad nos llevan a deducir mucho del pensar de nuestros antepasados, lo mismo pasa con la obra de Mata Ortiz, sin ser textos escritos, hablan por si solos, enviando mensajes que algún día descifrarán los hombres del futuro, convirtiéndose en una literatura que generaciones venideras interpretarán. Las pinturas rupestres de la región de Casas Grandes, muestran orden, diseño, arte y abstracción, como un eco suspendido esconden su mensaje, a veces protegidos con abrigos naturales y otras más, desafiando las inclemencias del tiempo, como mudos testigos de un pasado glorioso, dando pie a la conjetura, decorando la inmensa soledad, teniendo como testigo al silencio de cada siglo.
El silencio del pasado palpita en el corazón de las piezas de barro que fueron endurecidas con el fuego ancestral de sus creadores, nuestros antepasados; su propia alma quedó reflejada en cada una de sus creaciones.
La cerámica es fantástica por su tintineante sonido y espectacular colorido; por el brillo natural que surge de la misma roca que después deviene en barro; por los intrincados trazos que nacen de la mente del artista y en cuyos rasgos se plasman los sentimientos de su propio corazón; por las líneas finas y esbeltas que parecen haber sido pintadas con el pincel de un ángel y mediante las cuales el salvajismo del desértico paisaje y la brillantez de un cielo estrellado en noche de verano fueron unidos. No cabe duda de que el espíritu de los paquimeítas vivirá por toda la eternidad en el diseño de su alfarería, ese arte milenario que los habitantes de Juan Mata Ortiz han perfeccionado y llevado a límites inimaginables.
Productos
Ver todo