Biografía de Manuel Jiménez
Manuel Jiménez Ramírez, El Divino, es un artesano muy particular. Los habitantes de su pueblo, Arrazola, en Oaxaca, lo consideran un nahual; casi todos sus colegas oaxaqueños lo conocen y con su trabajo ha logrado conseguir no solo cierto reconocimiento internacional sino un buen nivel de vida. Él, a su vez, considera que su talento es un “don divino”.
Regalo o no de los dioses, lo cierto es que don Manuel nació en 1919 y tan solo ocho años después comenzó a crear animalitos de barro; luego decidió hacerlos en trozos de madera, y terminó entusiasmándose, más adelante, con la talla de máscaras de madera de avellano.
Su peculiar personalidad lo llevó a experimentar en otros oficios. Fue cortador de caña en Veracruz y Oaxaca; peón de albañiles; canastero, músico, rezador, peluquero… Actualmente se considera como curandero espiritual, orador – dirige la semana santa en la iglesia de su localidad – y tallador de la madera. Sus dos hijos siguen sus pasos en este último oficio.
Don Manuel ha realizado varias exposiciones y ha participado en diversos concursos en donde la excelente elaboración de sus piezas le ha merecido importantes premios y reconocimientos.
Con madera de copalillo, don Manuel hace sus famosos nacimientos que pueden tener hasta 15 piezas, incluyendo a San Gabriel Arcángel quien, con los brazos extendidos, anuncia a María el nacimiento de Cristo.
Otra de las tallas que más le gusta hacer son los nahuales, animales fantásticos relacionados con ancestrales creencias de su pueblo. Para darles mayor realismo, les agrega barbas y bigotes de crin o ixtle. La decoración de estos animales, hecha a partir de colores fuertes y contrastantes, muy minuciosa y detallista, lo que le ha granjeado el reconocimiento de los expertos.
Retablos que representan altares con imágenes religiosas, nacimientos y escenas cotidianas son realizados por don Manuel con mucha fantasía y libertad artística.
Las esculturas que hace con madera de cedro y palo de águila las deja al natural.
Algunas de las piezas fabricadas por este artesano oaxaqueño se exhiben en museos de Estados Unidos, lo que ha servido para despertar el interés de los medios de comunicación de ese país por su obra.
Maderas de copalillo, zompantle, palo de águila, cedro son los materiales de trabajo de don Manuel. Las dos primeras las adquiere en lugares cercanos a Arrazola, mientras que el palo de águila y cedro lo traen de la zona de Valle Nacional y del Istmo, po lo que salen más caras.
Compra los troncos gruesos. Si va a trabajar con maderas blancas, antes de empezar les hace un tratamiento especial para protegerlas de la polilla.
Don Manuel selecciona el tronco teniendo en cuenta su tamaño y forma porque busca aprovecharla en la elaboración de sus esculturas. Empieza a hacer las hormas con un machete.
Dependiendo del tipo de madera que va a utilizar, primero la pela y la trabaja cuando está verde y húmeda, con el fin de que no se astille o raje cuando la está tallando. Conforme va avanzando en la talla, usa gubias, escoplos y cuchillos afilados para afinar los detalles. Una vez que termina la escultura, y si está trabajando la madera verde, la deja secar a la sombra por varios días para evitar que se parta. Después la pule, muy bien con una lija, hasta que la superficie queda bien alisada.
El último proceso es el acabado que se hace aplicando anilinas de vistosos colores que el maestro Jiménez combina en un alarde de fantasía y gusto.
Algunas partes como orejas, patas, cuernos y brazos se elaboran por separado y, al final, se pegan a la escultura o se embonan a presión en unas ranuras hechas para ello.
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