Humanos e insectos frente a frente
Plaga es una colección de insectos preciosos. Sus patas -que tantos escalofríos provocan cuando caminan sobre nuestra piel, nos tocan- ahora son de oro y plata, ofreciendo así otra experiencia. Una atracción.
Se posan contra el muro o sobre nuestra mano con una sencillez muy cómoda. Sus formas y posturas invitan a interesarse. ¿Quién puede admirar el “diseño” del mosquito, de una hormiga? De largas piezas unidas casi con un hilo, proyectando su sombra afilada alrededor. La forma es fascinante.
Con colores aplicados de manera muy fina, quienes participan del Estudio Jacobo y María Ángeles perfilan la riqueza natural de los cuerpos de estos seres con los lenguajes pictóricos vestidos de tradición oaxaqueña. El repertorio de abstracciones para tramas, figuras y patrones visuales es variado, y se alimenta de la vida que sugiere cada pieza.
En las artes aplicadas del mundo se conocen muchas herencias culturales que han hecho a los insectos su tema. Hechos de oro y otros metales, con incrustaciones de piedras preciosas, podían ‘contener’ si eran una especie de caja, o sencillamente ‘expresar’ valores y religiosidades de cualquier lugar. Toda civilización antigua hizo las imágenes de sus insectos, ya estuvieran relacionados con la divinidad o -como fue frecuente- con plagas y pestes. Roma se salvó tres veces de invasión por plagas de moscas a su alrededor. Los augurios de antiguos señoríos mayas relacionan su fin con plagas de langostas.
Excesos numéricos de insectos y humanos se han mantenido en batalla desde milenios, por los territorios, la comida, la salud y la supervivencia. Y en nuestro mundo demasiado humano, explotamos los cultivos al tiempo que cerramos lo más que podemos la puerta, para que ningún bicho entre a la casa. Fumigamos -palabra mortífera- incluso más allá de nuestro hogar, y se está produciendo la primavera silenciosa de la que hablaba Rachel Carson en 1962. La idea de un mundo sin insectos es sencillamente catastrófica.
Las piezas que componen Plaga en Galería Marakame permiten un acercamiento distinto, siempre nuevo y necesario, a nuestra relación con los insectos mas comunes del cotidiano, de la mano profesional que diseña cada pieza que ensambla y decora. México es un país megadiverso, y eso no solo involucra la extensa variedad de vida que hay en el territorio, sino también la riqueza de las producciones materiales y el diseño culturalmente propositivo.
Juan Carlos Jiménez Abarca
Crítico e historiador de arte