Tavo Silveira
Tavo le hizo una promesa a su madre: que antes de ella morir lograría ser reconocido como uno de los ceramistas más avanzados de Mata Ortiz. Desde entonces comenzó una trayectoria con muchísimas satisfacciones, premios y logros artísticos, entre ellos, el de extender un poco más las capacidades plásticas y escultóricas del medio cerámico.
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En la búsqueda de un sello distintivo, una cualidad con la cual distinguirse, experimentó con el esgrafiado de hueco y de bulto, enriqueciendo las superficies de las ollas, incorporando además remates delicados y frecuentemente acompañados con figuras animales. Buena parte de las herramientas con que trabaja son auto–fabricadas: con seguetas de distintos cortes y puntas aplica o extrae una dimensión volumétrica más a las suaves paredes del barro. Sobre éstas, diseña y pinta símbolos y caminos que se nutren del entorno.
Gran conocedor su territorio, reconoce la importancia de los cerros y áreas que delimitan la región: en el Cerro del Indio está la mina de la que obtienen manganeso para la pintura negra, el Cerro Bola está al pie de lo que se conoce como el Rancho Barro Blanco (que era de Juan Quezada) y del cual se obtiene el barro claro tan empleado en la alfarería, de las faldas del Cerro del Caracol obtiene un barro amarillo que tras quemar cambia a color rojo. El barro gris es aquel que se usa para las piezas que serán negras, al ser quemadas por reducción. Además de los ríos (como el Palanganas donde se usaba ir a pescar), aprecia la fauna que aún se conserva. Gatos monteses, venados, osos negros y muchos tipos de aves: garzas blancas y grises, martín pescador, águilas y gavilanes. Tal como él dice: Todo está alrededor.
Sus diseños pictóricos suelen conformarse de una o dos figuras principales que abrazan el cuerpo de la olla y que se llaman “caminos de vida”, refiriendo sobre todo a la vida natural y silvestre, y especialmente dos elementos: el agua (activador vital y muy principal de todo proceso cerámico) y el fuego (último proceso en la creación de una pieza, sella la superficie y concluye todo el trabajo).